Páginas

10 de febrero de 2011

102: "NECESITO TRABAJAR"

Hace unos meses me quedé sin trabajo y por consiguiente dejé de cobrar el maldito  sueldo  cada final de mes. Desde entonces, en realidad lo único que hecho de menos de mi antiguo empleo es cagar tranquilo todas las mañanas en el solitario y enorme lavabo de la empresa, y por supuesto el salario de Jefe de personal.
Busco trabajo pero no lo encuentro. En el periódico abundan las ofertas de empleo para jovencitos preparados, pero no para calvos con una pata en la menopausia y la otra  cargada de varices. El otro día me equivoqué al marcar la oferta de trabajo en el periódico y al otro lado del aparato telefónico me contestó un chico muy amable que preguntaba insistentemente por mi talla de sujetador. El sueldo es tentador me decía. Si claro le contesté, el problema es que yo no soy ningún  travesti.
Sin saber por qué ni para qué, me llamaron una mañana de la oficina del paro.  Alarmado se lo comenté a mi mujer. Mal asunto, eso no es normal me dijo. Me acerqué con ciertas dudas que se multiplicaron después de escuchar la primera frase que me prodigó el funcionario de turno: Hola, Soy un funcionario del Gobierno y estoy aquí para ayudarle.
He perdido mi trabajo, pero  lo  peor es que existe la amenaza real de llegar a perder mi propia dignidad como ser humano. Y  así como en el servicio militar se presuponía el valor sin necesidad de demostrarlo,  un parado tiene que demostrar las ganas de trabajar si no quiere ser visto como un parásito por la sociedad.
Mi mujer me ha racionado el sexo. Primero comenzó con los dolores de cabeza y ahora ya ni siquiera compra aspirinas en la farmacia para disimular.
El Banco me ha denegado un préstamo porque dice que soy una persona en riesgo de exclusión social. Pero si soy la misma persona a la que el año pasado ofrecieron de regalo una vajilla completa por ser un cliente ejemplar.
El mundo se ha vuelto loco y a mi comienza a dolerme la cabeza mas a menudo que a mi mujer, ya no sé para que busco trabajo y, lo que es peor, ya no sé si seré capaz de encontrarlo.
El otro día me fui al parque a leer el periódico en busca de una brizna de soledad positiva. Había un apartado en la página de Política Nacional con unas recomendaciones del Gobierno que me parecieron interesantes. En ellas se hacía referencias a varios aspectos para mejorar la vida a los parados que lo están pasando mal fomentando el ahorro y que creo que mi mujer estará encantada de aplicar, porque ahorrar es un arte y todos llevamos algo de artistas en nuestro interior.

En primer lugar ponía el artículo, apure usted las latas de sardinas esas que tiene guardadas desde hace años en el fondo de su despensa. Pero eso sí, al pasar la lengua por dentro de la lata para apurar bien el suquillo procure no cortarse, la Seguridad Social no cubre ese tipo de negligencias.
Aproveche saludablemente sus ventosidades nocturnas. Son una eficiente energía calorífica que nos permite no tener que abusar de los combustibles fósiles que tanto daño están haciendo al planeta. Y además, genera más empleo en las fábricas donde se elaboran las latas de fabada y callos.
No dude en reciclar el canuto del rollo del papel higiénico vendiéndoselo a algún rastafari que conozca por su barrio. A usted le ha servido para limpiarse eso y a él  le servirá para fumarse su eso. Y a eso, se le llama economía sostenible.
Y si detecta en sus vecinos actividades contra el medio ambiente, póngale freno. No permita por ejemplo lanzar a la basura productos caducados. Porque si están caducados aún sirven perfectamente como laxantes. Si le sobra aceite, no lo tire por el retrete, haga jabón o mejor todavía, úselo en vez de la habitual mantequilla para repetir con él las mejores escenas del Último Tango en París de Marlon Brando.
Y ya, aprovechando que estamos en crisis, desde el Gobierno recomendamos matar dos pájaros de un tiro. Ahorrar y subir de paso los niveles de lectura del país a la vez. Y para ello nada mejor que envolver el típico bocadillo con un buen papel de periódico. De esta manera la población puede practicar sudoku y  olvidarse de paso de la miseria que cobran a final de mes.
Finalmente, esperamos que estas recomendaciones sean de su utilidad. Y recordando lo que decía Groucho Marx de sus principios, si no les gustan estos consejos, tenemos otros.
Y yo pensé, mi mujer lo va a flipar.
VICENTE GARCÍA COBOS
***********************************************************************************************************************************
Vicente repite experiencia en 365. Es curioso que a pesar de tener un humor mordaz que nos encanta en sus relatos en realidad es un autor tímido que no se arranca a contarnos más sobre sí mismo.
¿Os gusta tanto este cuento como "LA SUEGRA"?

2 comentarios:

  1. El relato anterior me gustó y éste también... Tenés un estilo muy particular...me agrada. Felicitaciones!!!!!!!!!! :)Marcela.

    ResponderEliminar