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12 de febrero de 2011

104: "LA FALSA LIBERTAD"


Año 2096, Madrid, Europa Occidental,
Universidad Europea de bionanotegnología

En el auditórium de la universidad apenas había dos o tres docenas de personas, las justas para acompañar a los nueve estudiantes que este año habían conseguido graduarse en bionanotegnología. El decano, pausado y ceremonioso, iba entregando uno por uno los emblemas y el holograma que acreditaban la titulación, era la hora de los discursos y los aplausos, pero en la mente de Keyla, resonaban con mas fuerza que nunca, las palabras que su padre le había repetido una y otra vez desde su nacimiento < Algún día hija mía, tendrás la formación y los conocimientos necesarios para continuar la gran obra, que durante siglos, ha sabido sostener en lo mas alto de la sociedad, el peso de nuestro apellido>. Nada mas acabar la ceremonia, Keyla se fundió en un caluroso abrazo con su madre y con su hermano, al tiempo que le dedicaban mil enhorabuenas. Su padre, sin embargo, se mantuvo algo distante, como ajeno a aquel acto tan emocional, esperó unos segundos y se acercó a su hija acompañado por un joven trajeado, - no esperaba menos de ti- le murmuró su padre haciéndole una concesión casi cariñosa, y señalando al muchacho que le acompañaba dijo  - este es tu primo Simón, el primogénito de mi hermana, él será el encargado de ponerte al día en el puesto que hemos reservado para ti- . Keyla nunca había oído hablar de Simón, aunque conociendo el enfermizo secretismo de su padre, no le extrañó lo mas mínimo, simplemente le siguió la corriente - ¿y como y donde será ese puesto que me teníais reservado?- preguntó keyla a su padre. Fue Simón quien contestó, no sin antes buscar con la mirada la aprobación de su tío, - Se trata de un puesto de investigadora de bionanociencia, en los laboratorios centrales de Agroexferum, en Bruselas, sabemos que es un trabajo hecho a tu medida y no te preocupes por el alojamiento, en Agroxferum todo está previsto, empezarás dentro de dos meses-. Keyla se entusiasmó con la noticia, durante años se había preguntado que futuro le tenía reservado su padre, y ahora que sabía de que se trataba, se sintió la mujer mas afortunada del mundo, sabía lo suficiente de Agroxferum como para desear que los dos meses pasasen cuanto antes. También era consciente de la responsabilidad que implicaba trabajar en el desarrollo de aplicaciones de bionanotegnologia para la empresa de fabricación de alimentos mas importante del mundo. Dos meses después, el módulo de transporte personal de Keyla, llegó a las puertas de Agroxferum en el minuto exacto en el que estaba previsto, su primo Simón estaba en la puerta principal, junto al puesto de control. Keyla no había recorrido ni la mitad de los quince metros que le separaban de su primo, cuando comenzó a escuchar unas alborotadoras voces, giró la cabeza y vio a dos muchachos que rondarían los 20 años de edad, sosteniendo sendas pancartas, en las que se podía leer “ No al control de alimentos” y “Las semillas son un derecho”. Rápidamente dos guardias privados de Agroxferum, salieron corriendo del puesto de control en dirección de los manifestantes, uno de los guardias desenfundó su arma y encañonó a los jóvenes, estos emprendieron la huida y un disparo resonó acompañando la caída al suelo de uno de ellos. –¡Dios mío, le han matado!- dijo Keyla con cara de espanto, -no te preocupes afirmó su primo- se trata de un arma de retención homologada, sólo provoca la paralización muscular por un breve espacio de tiempo, es indoloro y no deja ninguna secuela, dentro de un rato se encontrará bien-. Simón se ofreció a mostrarle a su prima las instalaciones y con un gesto de galantería le invitó a entrar. Keyla se sobrecogió al ver el interior de la empresa, se trataba de un edificio de proporciones gigantescas, con una planta baja repleta de tiendas, cafeterías, salas de proyección de hologramas y hasta parques, jardines y fuentes. Según alzaba la mirada, iba descubriendo nuevos pisos, que asomaban en forma de terrazas, repletos de puertas, el edificio tenia por lo menos treinta pisos de altura. -¿Impresionada?- preguntó Simón luciendo una orgullosa sonrisa – esta es la zona residencial- aclaró –en la planta baja tenemos todo lo necesario para satisfacer las necesidades básicas y de ocio de nuestros cuatro mil trabajadores y en los pisos superiores, se encuentran los alojamientos, para ellos y sus familias-. Keyla estaba maravillada con lo que veía, todo a su alrededor era perfecto y de los cientos de personas que deambulaban a su alrededor, no pudo encontrar ni una sola que no estuviese sonriendo o que no pareciese feliz. Simón llevó a Keyla hasta la séptima planta y juntos atravesaron una puerta en la que se podía leer “zona restringida” , frente a la puerta había un enorme ventanal, que servia de mirador. Keyla volvió a asombrarse, delante de ella se levantaba una cúpula de tamaño inimaginable, que se alzaba a modo de invernadero, con una altura de mas de doscientos metros y con una extensión de superficie que llegaba hasta donde alcanzaba la vista. A ras de suelo, cientos de operarios y robots trabajaban en el cultivo y recolección de toda clase de cereales, frutas y vegetales. – Esta es nuestra sala de producción- explicó Simón- aquí se procesan alimentos para abastecer a toda Europa, gracias a las semillas bio-mejoradas, hemos reducido los tiempos de crecimiento y maduración hasta hacerlos cincuenta veces mas rápidos que hace medio siglo, cuando todavía existían los agricultores privados-. Simón acompañó a Keyla hasta el alojamiento que le había sido asignado y se despidió de ella hasta mañana – Bueno, acomódate y descansa, mañana pasaré a buscarte para ir al laboratorio-.
A las ocho de la mañana del día siguiente, Keyla y su primo desayunaban juntos en el comedor comunitario, rodeados de decenas de trabajadores que disfrutaban de la comida, siempre gratuita, que Bioxferum les proporcionaba. Después del desayuno Simón y Keyla subieron hasta la séptima planta, pasaron junto al ventanal y caminaron por un amplio pasillo repleto de puertas a ambos lados, en cada puerta había un pequeño letrero descriptivo, Simón abrió una puerta en cuyo letrero se podía leer “Bionanotegnología laboratorio B16” . Al entrar en el laboratorio Keyla se quedo de nuevo impresionada al contemplar el modernísimo equipamiento con el contaba la compañía, las mas rápidas y modernas computadoras y decenas de robots científicos, esperaban las ordenes de Keyla. La puerta del laboratorio se abrió de nuevo y entró una mujer de mediana edad, con rasgos asiáticos y vestida con una bata blanca. Simón hizo las presentaciones – Keyla, te presento a Kasumi Hisataka, es la jefe científico del área de desarrollo bionanotegnológico y tu supervisora, además dirige las investigaciones sobre uno de nuestros trabajos insignia, el proyecto “ECO”-  Keyla estrechó la mano de Kasumi al tiempo que le manifestaba su buena disposición – Fui la primera de mi promoción en aplicaciones de biociencia  y estoy segura de poder ser muy útil aquí, el campo de las aplicaciones transgénicas en la alimentación es uno de mis fuertes- dijo Keyla queriendo complacer. Kasumi desvió su mirada hasta cruzarla con la de Simón, el cual le hizo un gesto con la mano para tranquilizarla mientras comenzaba a explicarle sin rodeos a su prima el objetivo de su trabajo  – Verás Keyla, tu trabajo aquí no se centrará en mejorar semillas, ni en hacer que el ganado crezca mas rápido, tu función será la de diseñar un software, que pueda ser ejecutado por unos nanorobots de tamaño microscópico, los cuales ya tenemos desarrollados  y que son capaces de alojarse en los lóbulos prefrontales del cerebro, influyendo de forma muy eficaz en las capacidades cognitivas del individuo, en definitiva, necesitamos programar los cerebros de nuestros trabajadores, para que perciban la realidad tal y como nosotros se la queramos mostrar.-Keyla no daba crédito a los que estaba escuchando y le respondió con la misma seguridad con la que había sido aleccionada durante sus años en la universidad – eso que me pides es totalmente imposible, no existe ninguna tecnología capaz de entrar en el cerebro humano y condicionar su conducta de esa forma y además de las múltiples connotaciones éticas que eso conllevaría, la experimentación con cerebros humanos vivos está totalmente prohibida-. Simón sonrió malicioso y contestó a Keyla – pues claro que está prohibido, fue nuestra gente dentro del gobierno la que orquestó la prohibición, la mejor competencia es la que no existe, y con respecto a la tecnología necesaria, hace años que la tenemos, ¿no te preguntaste ayer al entrar, porque todos parecían tan contentos?, ¿si, verdad?, pues es gracias a nuestros nanorobots, que se introducen a diario en sus cuerpos a través de la fabulosa comida gratuita de la empresa, sólo tenemos que activar el sistema y en cada cerebro surgirá una necesidad, que puede ser cubierta por los múltiples servicios de ocio de Agroxferum, por eso nunca sienten la necesidad de salir de la empresa, son felices porque hacen lo que les apetece y siempre les apetece hacer lo que nosotros queremos-. Kasumi y Simón sonreían con placidez, como si considerasen que manipular a las personas fuese lo mas natural del mundo, aunque para ellos simplemente significada cotidianidad. Keyla no pudo retener el conato de indignación y rabia que supuraba a borbotones desde lo mas profundo de su corazón y contestó con un reproche levantando sensiblemente la voz - ¡pero eso, es esclavitud! Las personas que viven aquí no son las dueñas de sus pensamientos, ni de sus actos, ¡es terrible! – su primo trató de calmarla – tranquilízate Keyla, es cierto que se trata de esclavitud, pero eso es algo característico de los humanos desde el principio de los tiempos, desde los romanos, desde los egipcios, desde siempre, sólo hemos ido cambiando las formulas para que los esclavos no se den cuenta de su propia esclavitud, así evitábamos rebeliones y contratiempos, el consumismo por ejemplo funcionó durante mas de sesenta años, la población trabajaba todo el día para comprar comida, ropa y una casa, es decir para tener lo mismo que les dábamos a los esclavos en Egipto sin necesidad de dinero. Ahora el actual sistema de deuda bancaria, se está empezando a quedar obsoleto, y es necesario aplicar nuevas tecnologías- Keyla se quedó en silencio, pensativa, se acababa de dar cuenta de que la esclavitud siempre había estado presente en la sociedad y de cómo el mundo estaba siendo manejado por unos pocos privilegiados, para los cuales su familia había estado trabajando desde hacia muchas generaciones, pero ella rompería la cadena, ella sabotearía el proyecto y abriría los ojos de la gente. – Está bien- dijo Keyla- me has convencido, haré lo posible por desarrollar ese software que me pedís, si me lo permitís empezaré ahora mismo- . Simón y Kasumi  salieron del laboratorio, Keyla dedicó un par de horas a estudiar el funcionamiento del sistema, hasta encontrar la manera de desactivar a los nanorobots implantados en los  cerebros de los trabajadores y en los de sus familias, respiró hondo y pulsó la tecla que desactivaba el programa. De repente todas las personas que trabajaban, paseaban o consumían en Agroxferum se detuvieron de golpe, todas las sonrisas de borraron al unísono y todos se miraban entre si, sin saber muy bien que estaba pasando, sólo sentían una extraña sensación de vacío en sus cabezas. Las alarmas del la zona restringida comenzaron a sonar, en los monitores del laboratorio en rojo parpadeante se podía leer “fallo de sistema alarma sabotaje”. Keyla salió del laboratorio, miró a ambos lados del pasillo y corrió hacia la salida de la séptima planta, al pasar junto al ventanal se dio cuenta del caos que se había formado, y lo peor fue ver a su primo en la puerta principal de salida, en la planta baja, acompañado por cuatro guardias privados de la empresa. Salió de la zona restringida y corrió hacia la zona de carga y descarga, en los muelles, si tenia suerte, alguno de los hangares podría estar abierto, pasó junto a la zona de recolección de hortalizas y entró en el almacén, a unos diez metros, una de las puertas se encontraba abierta, corrió hacia la puerta y de repente sintió un dolor agudo en todo su cuerpo, sus músculos se paralizaron y sin poder remediarlo cayó desplomada en el suelo mientras veía a uno de los guardias enfundar su arma. Al abrir los ojos, Keyla se dio cuenta de que estaba en un laboratorio, tumbada sobre una camilla, junto a ella estaban Simón y Kasumi - ¿por qué has hecho eso? – le preguntó su primo - ¿no comprendes que tu también formas parte del sistema?, reconozco que fue un acierto introducirte los nanorobots del proyecto “ECO” en tu desayuno, dale las gracias a Kasumi, así hemos podido comprobar su funcionamiento, sólo tuvimos que activarlos para saber en todo momento lo que pensabas, de no ser por ellos nunca hubiésemos cubierto la salida de los hangares, ¿comprendes ahora que nunca podrás escapar?, tienes una misión aquí y confiamos en que la llevarás a cabo-
Dos años después Keyla tenia terminado su proyecto, su software ya era capaz de generar realidades inexistente en el cerebro humano y ese seria precisamente su modo de escapar, aunque no fuese físicamente, cogió la foto de su familia y mientras una lagrima corría por su mejilla activó el programa en su cerebro, para empezar así su nueva vida, en la realidad que ella misma se había programado.                       
Diego D. Martino   
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“Nací en Burgos, en agosto 1977, hijo de una asturiana y un extremeño, hace 7 años que me mudé a Asturias, al concejo de Villaviciosa, donde dirijo un comercio. Siempre me he sentido  asturiano y así me considero, principalmente porque quiero serlo. Nunca había escrito nada hasta ahora. Soy músico vocacional  y tengo algunos discos y maquetas grabados.”


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