El niño sonreía a través del cristal mostrando abiertamente su dentadura mellada.
-Mamá, ¿está nevando ahora?
La madre miró brevemente a la calle y sonrió al pequeño.
-Aún no, Lucas, sólo está lloviendo.
El niño no pareció contrariado y continuó impasible con la carita pegada a la ventana.
Tras un rato largo, en el que su madre no hizo otra cosa que dar vueltas por la casa recogiendo aquí y allá juguetes, el niño volvió a preguntar:
-Mamá ¿eso sí es nieve?
La madre levantó la vista un momento de sus quehaceres. Por un momento pensó que mataría al pequeño. Aquella ventana había sido chupada y refregada insistentemente. En vez de reñirle suspiró y le contestó:
-Aún no, cariño, eso ahora es granizo. ¿Te gustaría cogerlo?
A Lucas se le iluminó la cara con radiante felicidad.
-¿Se puede?
-¡Claro que se puede! Ya verás.
La madre abrió la ventana y aupó a su hijo haciendo que alargara su mano hacia el vacío. El granizo caía con fuerza y algunos rebotaban en la pequeña mano del niño.
-Está muy frío, mamá.- Reía Lucas. – Y muy duro.
Por fin, unas bolitas se posaron en la mano, pero al contacto con el calor no tardaron en derretirse.
-Mira, ves, ahora se han convertido en agua.
-Tengo sed- Lucas no dudó en echarse a la boca las gotitas de agua que se resbalaban por sus deditos. – Mmmm, rica.
La madre cerró la ventana. Tenía que seguir recogiendo la casa. Estaba como una leonera.
-¿Cuándo va a nevar?
-Pronto, Lucas, pronto. Anda vete a jugar y yo te aviso.
El niño puso cara de no fiarse.
-¿Seguro que me avisas, mama?
-Claro que sí. Vete tranquilo a tu cuarto.
-¡Acuérdate, mama!
-Que siiii.
Pasó media mañana y Lucas estaba muy concentrado haciendo que su vaquero espacial saltara desde una montaña de piezas de construcción. Su madre asomó la cabeza.
“Seguro que ni se acuerda ya de la nieve”, pensó. Aún así dio con los nudillos en la puerta. Le enseñó una zanahoria y le dijo:
-¿Nos vamos?
Lucas pegó un salto y fue corriendo a ponerse los zapatos.
-¡Nieve, nieve!
La madre sonrió y se sintió realmente feliz.
_¡Qué le den a la casa! No se ve nieve por primera vez en muchas ocasiones.
Mario Manuel Do Santos
***********************************************************************************************************************************
Mario Manuel es de origen brasileño, aunque vive desde hace 15 años en Ecuador. “Escribir es una manera de vivir, de desahogarse, de ahorrar en el loquero. Algún día me atreveré a mandaros una novela que tengo escrita sobre el universo de los niños pequeños”.
Esperamos con gusto a que te decidas.
Un relato muy bonito...lleno de dulzura. Me gustó. :) Marcela. Desde Argentina.
ResponderEliminarA veces, Marcela, la ternura es lo que mueve el mundo.
ResponderEliminarMe gustó mucho, me gusta la manera en que describes la inocencia del pequeño. Alejandro
ResponderEliminar