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13 de febrero de 2011

105: "EL DRAMA DE LA GRAPADORA"

Había llegado el fin de trimestre, y era el momento de organizar todos los ejercicios realizados, y qué mejor que el alumno pudiera organizarlos él mismo.
Sacó de la carpeta las hojas arrugados,  dobladas y le dije apoyándome en gestos:
-Allí, sobre la mesa grande, vamos a separar,… Mira, unidad 6, …coloca aquí los que tienen unidad 6, aquí los de la 4, aquí la 3,…
Y fue colocando en montones las hojas, algunas conservaban las huellas de su ira,  impresa en tachones que perforaban la hoja, en roturas remendadas con celo, así como en pliegues que hacían de aquella mesa un océano con profundas simas de rabia,  desesperación, frustración, silencios, llantos… Cuando acabó de colocar le dije que fuera a su clase a pedir la grapadora. Su mirada se clavó en el suelo, y negó con la cabeza.  Ante mi insistencia  dijo: - no puedo- en un tono quejoso.
- Vete a tu clase, llamas y dices: por favor, déjame la grapadora.
- Nuuuu, aaaaaa,…- dijo en tono de burla
- Por favor, déjame la gra, pa, do, ra, grapadora.- repetí con serenidad.
- No puedo, no puedo, no puedo, no puedo,…- decía mientras lloraba
- Sí puedes, por favor déjame, repite conmigo. – afirmé con un tono firme y bajo.
- No puedo, no puedo, no. – negó con un tono rabioso mientras se cruzaba de brazos miraba al suelo.
Le dije que se levantase y en pie con los brazos cruzados negaba con la cabeza.
- Por favor, ven.- Y salimos al pasillo, ante la puerta de su clase le dije:
- Llama y le dices a tu maestra por favor, déjame la grapadora.
Llamó dijo con su tono extranjero:
- ¿Se puede? – Entró en su clase y la maestra le pregunto qué quería y se dio media vuelta saliendo al pasillo. Anudó sus brazos a su estómago, encogió sus hombros y siguió cerrándose con avidez hasta que se tiró al suelo, ovillándose, apoyado en la pared, al lado de  la puerta. Le pedí que me mirase, pero no lo hizo. Le levanté buscando sus ojos, inútilmente y le dije:
- Sí puedes.  - En ese momento apareció otro alumno mayor que él y le miró de reojo levantándose inmediatamente, le pedí que le dijera cómo pedir la grapadora y se acercó a él increpándole:
- Venga hombre, si eres ya muy mayor, y eso ya sabes,  dices por favor, préstame la grapadora. Vamos, voy contigo tío, pero si llevas ya en España muchos meses.
Su compañero entró con él y pidió la grapadora, ante la pregunta de la maestra:
- ¿Qué te pasa, por qué entraste y saliste? no obtuvo respuesta alguna.  Con la grapadora en mano entró y tiró al suelo las hojas organizadas con saña. Me miró y le dije:
- Ya sabes lo que toca, tiras, pues recoges y ordenas de nuevo para grapar tus trabajos.-  Al acabar me miró y me preguntó:
- ¿Puedo llevar la…? – levantando la grapadora. Le dije que fuera y diese las gracias. Al regresar le dije:
- Menudo drama has armado por una grapadora ¿no?
- Grapaora, - dijo mirándome, con un tono de duda.
- Gra, pa , dor, ra, grapadora, grapadora.
- Grapa, grapadora.
-Esta palabra seguro que no se te olvida ya.
ESMERALDA VIZCAÍNO
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 "Nuevas ventanas son necesarias para canalizar otras luces". Con estas palabras, Esmeralda define el proyecto "365 dias de cuentos". Gracias por tu apoyo, Esmeralda.
"Escribo desde que tengo memoria, escribo para no olvidar, para dar voz a los y las que se empeñan en invisibilizar porque sus presencias e identidades nos alborotan la conciencia, nos perturba la mirada".     
Esmeralda lanza instantáneas con su cámara y recomienda cosa que le gustan y la impactan en os siguientes blogs:

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2 comentarios:

  1. Cuantas veces hay que repetir las palabras para enseñar. Los maestros me emocionan. Besos

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  2. Gracias Yolanda, ojalá no hubiera tanta repetición, y hubiera más emoción, más creación, ...más vida. Esmeralda

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