En la distancia no me basta el olor del mar. Evado entonces la compañía humana y subo sola a la colina. Percibo con nitidez asombrosa, el olor agridulce del recuerdo: tú y yo, meciéndonos como olas, inundándonos mutuamente de la pasión que nos había hecho crecer poco a poco y que por fin, esta noche, nos llena y nos ilumina.
Ahora, desconcertada por el vacío de la ausencia, hago mío el hábito casi animal de pedir el agua, el golpear de la olas, los cardúmenes dorados,… ya tan lejanos, tan imposibles. Hay algo en mí de siglos, que cree todavía en el misterio de la luna. Alzo el pecho, levanto la cabeza y soy entonces una silueta negra, sonora, escalofriante; mientras tú, en la lejanía de tu cama te agitas inquieto y sientes este mismo vacío sediento que yo, decides entonces incorporarte, olfatear el horizonte y ponerte en camino.
Carmen María Hergos
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Carmen María Hergos, mexicana radicada actualmente en Barcelona es licenciada en Lengua y Literatura, se define a sí misma como “escritora contagiosa”. Tal vez por eso es comunicadora y docente promotora de la práctica de la escritura. Podréis conocer más de cerca a Carmen en su página web: www.carmenmaria.info.
Precioso, Carmen María, es precioso este relato.
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