Julia está convencida de que las personas que no beben son sospechosas. Roberto opina que las personas que beben son culpables. Ella no confía en alguien que es incapaz de someterse a la máquina de la verdad del alcohol: seguro que tiene algo que ocultar. Él, por el contrario, no tiene la menor duda de que alguien que se anestesia empinando el codo tiene muchas posibilidades de ser mala gente. O, al menos, gente de la que es mejor no fiarse. Roberto piensa que no vale la pena perder la dignidad por amor. Julia no está de acuerdo. De hecho, puede presumir de haberla perdido al menos tres veces, y el hecho de que las tres veces saliera trasquilada no hizo que cambiara de opinión. Roberto dejó pasar dos oportunidades de reconciliarse con dos novias para seguir sintiéndose digno, y no pierde ni un segundo en lamentarse por ello. Lo que sucedió debía suceder, piensa. El destino lo escribimos nosotros, piensa ella. Roberto no soporta que un tipo con vaqueros rotos le mire mal por llevar traje y corbata. Los dos van uniformados pero parece que sea él quien se lleva la peor parte y queda asociado a una imagen de cautiverio. Julia se pone nerviosa cuando habla con un hombre encorbatado porque no le entra en la cabeza que alguien se deje ahorcar así. Roberto es de los que piden sacarina tras una comilona. Julia no cede ante las incoherencias y si engorda, engorda. Cuando la báscula lanza la alerta roja, se va a correr una semana para devolver el peso a su sitio y en paz. A Roberto le caen como una patada en la barriga los ídolos del rock horteras, caprichosos y viciosos. A Julia le gusta zambullirse en una marea electrificada de masas y guitarras para borrarse y formar parte de una energía superior. Dios no existe pero ella existe en Dios cuando va a un concierto de frenesí y olvido. Roberto frena en seco en el centro del salón donde se celebra el banquete de boda pero aún así no puede evitar que Julia choque contra él y el borbotón de cerveza arruine su corbata. Aún no lo saben, pero sus pieles ya negocian un silencioso pacto de intimidad.
TINO PERTIERRA
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¡¡¡PRIMER MES SUPERADO!!!
Ha sido muy difícil, pero con vuestra ayuda, hemos finalizado con éxito nuestro primer mes. Y qué mejor manera de celebrarlo que disfrutando de toda una autoridad en el terreno literario. Para los que no lo conozcáis aún os lo presento:
Tino Pertierra nació en Gijón y vive en Oviedo, donde trabaja en el diario La Nueva España. En 1996 se dio a conocer como escritor con el libro de relatos "Los seres heridos", con el que ganó el premio Tigre Juan a la mejor obra de ficción publicada en España ese año. Es autor de varias novelas, entre ellas "El secreto de las mujeres prohibidas", así como de obras sobre cine y viajes. Ha publicado libros de microrelatos como "Náufragos de diario" o "Cuerpo a cuerpo", y títulos juveniles como "El secreto de Sara".
Desde el privilegio que me otorga esta pequeña ventana al mundo quiero agradecer a Tino su inestimable colaboración. Es todo un placer tenerte entre nosotros.
Me encantó el cuento Tino!!!! Precioso estilo literario tienes... Marcela (La de los Amantes de Pedraza). :)
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